sábado, 13 de agosto de 2011

Segundo Libro. Capítulo 6: El manager.

Pasaron exactamente cinco meses desde que Jador pidió aquel deseo tan ambicioso. Todos los días a la misma hora que lo pidió, sentía un extraño sentimiento en lo más profundo de su ser. Jador no sabía qué hacer para solucionarlo, aún así, vio como todo lo que giraba a su entorno se iba marchitando poco a poco hasta ir desapareciendo o saliendo completamente mal, dejándolo de ese modo en completo ridículo e inutilidad ante tal mundo en el que se encontraba. Su corazón también sufría. Desde aquella noche de 2 de abril, el carácter de su pareja comenzó a desvariar un poco, incrementando de esa manera su comportamiento actual y haciendo que la relación de ambos comenzara a flaquear con intensidad. Lloraba todas las noches y sentía que de un momento a otro, Gustav dejaría de quererlo y de sentir algo por él, dejaría de amarlo y por ello Jador quedaría completamente solo, sin nadie.

Su carrera comenzó a caer en picado también. Ya muy pocas personas relacionadas con el mundo de la televisión y la fama querían grabar programas con él. Sus conciertos daban una gran muestra al mundo sobre su estado actual artístico, al igual que lo hacían las ventas de sus discos ya grabados y vendidos. Toda su vida iba cayendo en picado y Jador se dio cuenta que era todo por culpa de aquel deseo a la esfera. Se arrepintió demasiado e intentó arreglarlo para que todo pudiera ir bien, pero algo bloqueó a la esfera haciendo que no pudiera desear nada más durante todo ese tiempo, lo que le llegó a frustrar demasiado.

Jador quería morir, no quería vivir más. Su mente estaba demasiado mal y su cuerpo muy cansado antes tantos abucheos y desastres en su vida, no tenía ya fuerzas. Aquel día, 24 de agosto, Jador sufriría de nuevo un gran ataque hacia su corazón, y no estaba nada preparado a pesar de los avisos indirectos por parte de Gustav.

Como todas las mañanas, se levantó en la cama de la habitación de un hotel de Berlín, se asomó a la ventana y pudo contemplar el paisaje ciudadano y artificial que presentaba la ventana ante sus ojos. Tras aquello, se dirigió hacia el cuarto de baño y lavó su cara con agua fría, luego se fue hacia la cama de nuevo y se tumbó boca arriba hasta que alguien llamó a la puerta. Jador se levantó, se dirigió hasta ella y la abrió. Pudo ver que se trataba de Gustav. Jador creó una mueca de felicidad y satisfacción al verlo, pero al percatarse del rostro que éste tenía, su cara de tornó a una más seria y desconsolada. Gustav poniendo la mano sobre la parte frontal de la puerta, dijo:

— ¿Puedo pasar, Jador?

—Sí claro, pasa.

Gustav entró en la habitación y se encaminó hasta la cama en donde se sentó. Esperó a que Jador hiciera lo mismo, así pues una vez realizado, poniendo la mano sobre la de él, Gustav le dijo:

—Jador, creo que deberíamos dejar lo nuestro.

El corazón del chico comenzó a latir violentamente ante tales palabras. Tras asimilar lo dicho, tragó saliva y preguntó:

— ¿Por qué crees eso, Gustav?

—Llevamos muchos meses bastante raros, nuestra relación está muy floja y desvariando muchísimo. No sé si te has dado cuenta, pero yo ya no te quiero.

Una puñalada en el corazón sintió Jador. Notó cómo si un chorro se sangre comenzara a emanar de él por el puñal clavado. Tragó nuevamente saliva y preguntó con la voz temblando:

— ¿Por qué no me quieres ya?

—No siento ya nada por ti. Mi corazón siente algo por otra persona, pero no por ti. No sé exactamente qué ha pasado, pero ya no siento lo mismo.

Jador se percató que la mirada de Gustav era fija y decidida, mirando a los suyos propios. En ese momento el chico sabía que todo aquello era cierto, y que ya sus teorías sobre todos sus desastres tanto personales como profesionales eran por culpa de aquel deseo tan ambicioso y a la vez perjudicial. El puñal clavado en su corazón hacía bastante meya e incidía con fuerzas en él, haciendo que sintiera cómo sus órganos se inundaban en sangre por tal daño. Jador no podía respirar, ni hablar, sólo le miraba a los ojos con detenimiento. Gustav, incómodo ante tal situación, se levantó de la cama, quitó su mano sobre la de él y salió por la puerta sin mirar hacia atrás. Jador no se daba cuenta de que lo había perdido, que por aquella puerta Gustav ya había desaparecido para siempre y sin dejar ningún rastro, sólo recuerdos en su mente repletos de imágenes.

Tras aquel mismo día, la carrera de Jador cayó estrepitosamente en picado hacia la deriva y el abismo infernal de la ruina. No salía de su casa residente en Los Ángeles, ni tampoco comía, bebía, dormía o si quiera respiraba. Literalmente estaba muerto en vida. La única persona que le hizo feliz en toda su vida y existencia, se había alejado de su lado y todo por su propia culpa, todo por haber deseado aquello a la esfera. Un segundo grave error cometió en su vida, primero la pérdida totalitaria de Hiris para siempre y ahora una segunda pérdida, la de Gustav. Todos los días le deseaba a la esfera que Gustav apareciera por la puerta de su casa, que le diera un enorme y romántico beso y le susurrara al oído mil veces que le quería. Pero sabía que eso jamás pasaría pues la esfera continuaba estando bloqueada y no le permitía ningún otro deseo.

Todos los días recibía llamadas a su teléfono, pero nunca las contestaba. Dejaba que el contestador sonara y oía todos los mensajes que gente de su entorno y discográficas le decían. Muchos mensajes eran alarmantes y esperanzadores, pero Jador continuaba ensimismado en su dolor sin hacer caso alguno a los demás. Las noticias comenzaron a fluir por los medios. Primero relataron el amor secreto que tuvo con su supuesto manager Gustav, tras pasar una semana entera con esa noticia, replantearon su desaparición con un suicidio por un corazón roto. Miles de imágenes salían en las noticias de gente yendo a sitios pisados por él o vividos para llevar recuerdos y recordarle en su memoria y honor. Aún así nada de aquello le influía positivamente a Jador, su corazón continuaba roto y su mente seguía enferma por tal daño y dolor.

También todos los días, mientras se asomaba por la ventana, era capaz de ver la silueta de aquella persona a la que hizo tanto daño, recorrer su casa con frecuencia y de dejar constancia a Jador que aún se encontraba allí. El chico a eso también era inmune y su mente ajena, por lo tanto continuaba inmerso en su dolor.
Al mes oyó el timbre de la puerta sonar. Jador se encontraba tomando un baño relajante en burbujas y sales, pero su mente despertó y salió escopetado del cuarto de baño en dirección a la puerta, pensando quizá que podría tratarse de Gustav preocupado por él. Al abrir la puerta sus ojos no fueron capaces de distinguir de quien se trataba, al rato, al percatarse que no era Gustav, pudo ver la imagen de un hombre de negocios, revestido con un ropaje caro y elegante, unas gafas Ray-Ban y una carpeta de cuero. Con una prominente y brillante sonrisa, se presentó:

— ¡Buenas caballero! Soy su nuevo manager, me han asignado a usted porque además de llevar de lujo las empresas y las carreras de músicos y artistas, soy un buen psicólogo y quiero ayudarle.

—No necesito a nadie, gracias—respondió Jador con intención de cerrar la puerta y continuar con su baño.

— ¡No, Jador! Necesitamos hablar buen hombre. Debe darse cuenta que si me han enviado a usted es porque hay gente que lo echa de menos, ¿no cree?

—El mundo piensa que estoy muerto, ¡váyase!

—Hay gente, mucha gente de su entorno pasado que no cree que esté usted muerto. Por favor, déjeme entrar y hablaremos sobre todo lo que tenemos que hablar, ¿vale?—insistió el hombre con su típica sonrisa.

Jador, finalmente, lo dejó pasar.

24, agosto, 2017.



No hay comentarios:

Publicar un comentario