miércoles, 22 de junio de 2011

Capítulo 8: Una dolorosa mentira.

Jador  se levantó aquel viernes bastante contento. Hacía una semana que su querida y amada Carol sabía su problema y que incluso con ello, le seguía mostrando su amor y su querer los días posteriores. Lo veía todo perfecto, no había nada por lo que preocuparse, incluso sus agresores particulares lo habían dejado un poco de lado. Jador estaba más contento que nunca. Veía una luz imaginaria e incesante a cada lugar que iba, sintiéndose totalmente alegre y perfecto con su nueva etapa en su vida.

Cuando llegó a su casa ya que finalizaron las clases, se dirigió hacia su habitación como siempre y se desvistió cambiándose de ropa para estar más cómodo, aunque no mucho tiempo ya que unas tres horas más tarde quedaría con Carol para dar una vuelta. Comió rápidamente y con la ausencia de sus padres ya que estos se encontraban por ahí sin un lugar fijo, lo más seguro que bebiendo hasta estar ebrios y tener efectos secundarios. Pero eso a Jador no le preocupó, pensó que algún coche los atropellaba e incluso sería hasta mucho mejor. Su hermano, aquel violador particular que tenía, tampoco se encontraba en casa. Él se encontraba en casa de su nueva novia sabiendo dios qué haciendo. Pero a Jador eso tampoco le preocupó, ni le importó. Sólo estaba pendiente de comer lo más rápido posible y vestirse de nuevo con su típica ropa elegancia y a la vez moderna,y poder ver a Carol, besarla y abrazarla hasta tardías horas en la noche.
Terminó de almorzar. Se conectó un poco a internet y sin venir a cuento alguien apareció en el chat hablándole. Miró bien quién era y no era una persona de su muy bien agrado. Jador abrió la ventana y leyó lo siguiente: “Siento mucho lo de tu hermano. No sé cómo puede haber gente así”.

Jador se quedó pensativo… ¿Cómo podía ser que alguien preguntara por su hermano y encima se lamentara? No tenía sentido. Ninguno. Nadie sabía absolutamente nada de lo que pasaba entre ellos dos cuando él se aprovechaba de Jador.Extrañado, cerró la conversación y se puso a escuchar música con su reproductor. Tirado en la cama y sin saberlo, el orden de las canciones era aleatorio: empezó escuchando “Electric Chapel” de Lady GaGa, cuando se dio cuenta ya que su mente estaba absorta en pensamientos, las canciones cambiaron a “;John” de Iamamiwhoami y cuando dejó de escuchar música porque ya era hora de arreglarse, se reproducía “Baby, Baby” de Justin Bieber, lo cual le produjo cierta repulsión y estuvo a punto de tirar su “MP5” al suelo y romperlo en mil pedazos. No sabía por qué cojones tenía esa canción ahí, pero inmediatamente la borró sin preámbulos.

Tras pegarse una hora frente al espejo y otra frente al ropero de su habitación para elegir vestuario, estuvo listo para salir a la calle y quedar con Carol. Estaba bastante nervioso y no sabía por qué, ya la había visto en numerosas ocasiones e incluso desnuda, no tenía sentido. Pero Jador se sentía bastante nervioso, su corazón latía con fuerzas mientras su boca comenzaba a quedarse seca. Aún así lo que le estaba preocupando más era aquello que dijo ese personaje por chat. Pensó que igual le habían dado una paliza a su hermano por ser un estúpido, o igual había liado “una bien gorda” en algún sitio público.

Finalmente se cansó de pensar respuestas válidas y favorables para aquello y se dispuso a encaminarse en su travesía hasta el típico parque ya bastante especial y concurrido para ellos. Aquel parque dónde se dieron su primer beso y demostraron mutuamente bastante amor y cariño el uno al otro.

Y la vio allí sentada. Y la vio allí con toda su belleza y hermosura, expuestas al público y aún a sabiendas que todo aquello le pertenecía a él, a Jador. Él, con el corazón latiendo a mil por hora, se dirigió hasta el banco. Ella alzó la vista y sonrió un poco. Él se inclinó levemente en disposición para darle un beso como saludo. Ella volvió la cabeza y lo negó de aquella manera. El rostro de Jador quedó paralizado, como congelado ante tal gesto. Se sentó al lado de la chica y antes de decir alguna palabra, Carol le dijo:

—No quiero seguir contigo.

Aquellas palabras penetraron por sus oídos, llegaron a su cerebro retransmitiendo la información y viajaron hasta su corazón clavándose en él de tal forma que sintió una gran punzada y hasta por atrevimiento, notó cómo dos gotas de sangre emanaban de él. Repitió mentalmente las palabras mientras ella observaba la cara del chico totalmente pálida. Jador, con la voz temblando, preguntó:

— ¿P-por q-qué, Carol?
—No quiero, es simple. ¿Te vale?—contestó ella con un tono totalmente serio y antipático.
—No me hables así…Por favor…No entiendo nada. Me hablaste ayer muy bien por teléfono. Me dijiste que me querías, ¡qué me amabas!
—Puro teatro.

Jador tragó saliva. Cogió la mano de Carol, la obligó a que le mirase a los ojos y le dijo:

—Dime de verdad que nunca me has querido. Que has jugado con mis sentimientos. Que has sido una mala persona conmigo. Dímelo mirándome a los ojos.
—Nunca te he querido, he jugado con tus sentimientos, he sido mala persona contigo y te lo digo mirándote a los ojos—contestó la chica vacilando un poco al principio.

Jado sintió que su corazón ya no latía. A pesar que en ese momento era cuando latía aún más por la situación y el mal rato que estaba sufriendo. En ese instante sintió que su órgano se resquebraja en dos partes, que esas dos partes lo hacían en otras dos y que esas cuatro partes lo hacían por igual en otras dos, así consecutivamente hasta que su corazón se convertía en minúsculos trozos sin forma alguna. <<Quiero morir>>, se dijo a sí mismo.

Carol se levantó apartando con un poco de delicadeza la mano de Jador y lo dejó ahí, totalmente destrozado con el corazón roto en mil pedazos. Ya no era persona, ya no sentía absolutamente nada. Tras pasar dos horas en la misma posición y con los ojos encharcados en lágrimas observando el camino desde el cual Carol se hubo marchado, se dirigió hacia su casa con la cabeza agachada, con el alma en los pies y con unos pasos totalmente firmes y rectos. Como si de en un robot se tratara.

Llegó a su casa y de nuevo el estado anímico hizo apenas meya en los padres que estaban viendo la televisión totalmente absortos.

Siquiera cenó algo, se metió en su habitación, se tumbó sobre la cama con la ropa incluso puesta y sin poder más, rompió a llorar. Allí se encontraba, acurrucado en forma de feto sobre las sábanas y agarrado a la almohada la cual estaba tragando todas sus lágrimas y llantos. Mientras lloraba y soltaba de esa manera todo su dolor, pensaba en su interior a que cuento vendría que ella lo usara así, a que cuento vendría que no lo hubiera querido nunca y sin embargo se hubiera comportado así con él. No entendía absolutamente nada. Sólo quería llorar y morir de esa manera.
Miércoles, 17/01/12.



domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo 7: Sexo.

A la semana siguiente quedaron de nuevo. Jador estaba bastante ilusionado y contento de cómo iba todo con Carol. ¡Por fin tenía una pareja! ¡Por fin tenía alguien a quien querer!

Jador se levantó aquella mañana bastante nervioso. Sabía que ésa tarde los dos acordaron quedar en la casa de ella y que quién sabe que podría pasar allí mismo. De todas formas, tenía un grave problema en su mente. Estaba muy asustado, no sabía cómo comportarse ante tal situación si se presentara. Sí, sí, pensaba en el momento cumbre el cual comenzaran a tener sexo ya que él estaba deseándolo y ella, aunque no lo dijera, se notaba en sus ojos que quería también. Se vistió lo mejor que pudo, se cepilló los dientes de muy buena manera, usando bastante fuerza, se echó gran cantidad de colonia para oler bien y salió de su casa con tranquilidad para ir calmando los nervios por el camino.

Sabía dónde se hallaba la casa de Carol, así que por el camino compraría algunas flores y las llevaría consigo hasta su casa, esperando de aquella manera que la chica quedara totalmente asombrada y él se llevara más puntos como compañero sentimental.
 Lo tenía todo pensando, llegaría a su casa, pegaría en la puerta, ella la abriría y tras crear una mueca de asombro al ver las flores, la besaría dulce y tiernamente, luego de eso irían los dos agarrados de la mano hasta la habitación, él la tumbaría en la cama con cuidado y empezarían a besarse mientras se abrazaban y unían sus cuerpos lentamente hasta formarse en un “solo”. Tras pensarlo sonrió, alzó la cabeza al cielo y observó lo inmenso y azul que era, contempló el buen tiempo que hacía y cómo los rayos solares le calentaban los huesos a pesar que fuera invierno.
Llegó a una pequeña floristería al lado de un puente y tras comprar unas cinco flores hermosas, con buen aroma y envueltas las partes de abajo para formar un pequeño ramo, se dirigió a casa de Carol. Su corazón latía con fuerzas, aún a pesar que su rostro creaba en ocasiones sin querer, muecas de felicidad y pequeñas sonrisas haciendo que la gente de la calle le mirara con extrañeza.
Por fin, en la corta distancia que había desde su situación hasta su destino, vio la puerta de la casa de Carol. Amainó un poco más el paso, llamó por el timbre y espero unos larguísimos, tensos y duros segundos. La puerta se abrió rápidamente y el chico pudo observarla con toda su hermosura y belleza. Estaba un poco maquillada, su pelo, como siempre, perfectamente alisado y peinado y sus ojos preciosos le iluminaron al completo.

Jador sonrió, le dio el pequeño ramo de flores con lo cual Carol se enrojeció un poco y antes de que el chico entrara en la casa, la cogió delicadamente por la cabeza y le besó los labios con cierto toque de pasión y dulzura. Terminaron su gran beso y la chica lo llevó como Jador había pensado, agarrados de las manos y hasta la habitación. En esta parte, fue Carol quien lo tiró a la cama y comenzaron a besarse con mucha más pasión y salvajismo. La chica se tumbó junto a él, agarrando su mano con fuerzas y le dijo:

— ¡Oh, Jador. Cuántas ganas tenía ya de verte, en serio! Te echaba tanto de menos…
—Y yo mi pequeña rubia, y yo.
— ¿Sabes? Te quiero.
—Aj, aj. ¿Seguro?
— ¿Me estás tomando el pelo, Jador?
—Sólo un poco—contestó mientras acariciaba su cabello.

Pasó un buen rato y los dos seguían estando en la misma posición, observando el techo y hablando tranquilamente. Carol, aburrida ya un poco de la situación, le preguntó con picardía:

—Jador, me aburro, ¿no querrías hacer algo mejor?
— ¿Algo mejor? ¿Cómo qué?

Carol no le contestó. Se abalanzó sobre él y comenzó a darle besos mucho más intensos y profundos. La chica empezó a desnudarse y a la vez “obligando” a que Jador hiciera lo mismo. Entre caricias por todo el cuerpo, besos y vueltas sobre la cama, quedaron al completo desnudos. Se miraron mutuamente al igual que se quedaron quietos por unos segundos. Jador estuvo a punto de decir algo pero Carol se lo impidió besándole de nuevo. La chica puso la mano de él sobre un cachete  a la vez que ella lo ponía sobre el miembro viril de éste. El chico comenzó a sudar ya que estaba nervioso, su corazón latía con más fuerzas y comenzó a abrir los ojos con mucha más frecuencia intentando observar todo lo que estaba pasando y percatarse de ello. Carol se dio cuenta de su molestia y a pesar de que el pene de éste estaba casi erecto, pudo ver cómo sus ojos estaban un poco desorbitados sin saber hacia dónde mirar exactamente. La chica se puso un poco recta y le dijo intentándole tranquilizar:

—Jador…cariño… ¿qué te pasa?
— ¡Nada Carol, nada! Sigamos…

Ésta vez fue él quien se abalanzó sobre ella y continuó besándola incluso por los senos, lugar dónde se centró durante más tiempo. Llegó más abajo, cerca por la zona del pubis y continuó entre besos y mordiscos hasta la vagina, donde con todas sus dotes provenientes de videos pornográficos, intentó complacerla al límite. Sólo un poco empezó, cuando se apartó rápidamente, cogió su ropa y aún teniendo el pene completamente ya erecto y en predisposición para tener sexo, corrió escaleras abajo y llegó hasta la puerta donde ella le paró los pies, desnuda al completo, y preguntándole algo asustada:

-¡¿Jador, joder, qué coño te pasa?!
— ¡Carol, no puedo, lo siento!
— ¡Pero…pero si estás súper cachondo! ¿Qué coño, tío?
—Lo siento, no puedo, en serio. Hay una cosa que no sabes.
—Vale…—le dijo con suavidad para que la situación se tranquilizara. Continuó—.Cuéntame qué te pasa, venga. ¿Eres gay?
—Joder…¡joder!
— ¡Venga, Jador, por favor! Mira, vamos a mi habitación, nos vestimos y tranquilamente hablamos.

Jador aceptó la propuesta y los dos se dirigieron hacia la habitación en la cual se vistieron, se sentaron sobre la cama y comenzaron a hablar sobre el problema que por la cabeza de éste rondaba. Jador comenzó diciendo:

—Espero que no te enfades, Carol. Tengo un problema, ¡no sé exactamente en qué parte de mi cabeza!
—Cuéntame, soy de fiar y lo sabes.
—Sí, lo sé. A ver…cómo te lo explico. Creo…creo que soy asexual.
— ¿Asexual?—preguntó la chica con una mueca entre asombro y extrañeza.
—Sí. A ver…siempre lo he sido debido a un trauma  desde pequeño…mi hermano siempre ha abusado de mí, no quiero decirte de qué manera. Al parecer según leí, los asexuales o nace siéndolo, o se vuelven de esa orientación sexual por experiencias traumáticas o violaciones, o abusos.
—Me dejas de piedra.
—Lo sé, Carol. Por eso no puedo, hay algo que me lo impide, me da como cierto asco. No puedo, lo siento. Espero que aún me sigas queriendo.
—Eh…tranquilo Jador, tranquilo. Yo te sigo queriendo. No pasa nada—contestó la chica un tanto avergonzada por lo sucedido—.Lo mejor será que con la hora que es vayas a tu casa y ya hablemos mañana en el instituto, ¿vale?
—Vale, pero… ¿no estarás enfadada, no?
—-¡Por supuesto que no! Aj, aj, aj. Anda, vete que es tarde.

Jador salió de la casa y se fue a la suya totalmente avergonzado por su problema psicológico. Mientras tanto, Carol en su habitación se dirigió hacia su armario, abrió una puerta ue estaba entornada, apartó varias prendas de ropa y cogió algo que tenía forma de cámara. En efecto, era una cámara la cual lo grabó absolutamente todo lo sucedido en aquella habitación y la cual había grabado fielmente toda la conversación, incluso las imágenes.

Tras apagarla, se asomó a la ventana y encendiendo un cigarrillo,  comenzó quemar las flores que el chico le hubo regalado. Ardían lentamente mientras sus ojos observaban los tallos, las hojas y la flor en sí, desvanecerse lentamente hasta consumirse por completo. 
Martes, 03/01/12.