domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo 7: Sexo.

A la semana siguiente quedaron de nuevo. Jador estaba bastante ilusionado y contento de cómo iba todo con Carol. ¡Por fin tenía una pareja! ¡Por fin tenía alguien a quien querer!

Jador se levantó aquella mañana bastante nervioso. Sabía que ésa tarde los dos acordaron quedar en la casa de ella y que quién sabe que podría pasar allí mismo. De todas formas, tenía un grave problema en su mente. Estaba muy asustado, no sabía cómo comportarse ante tal situación si se presentara. Sí, sí, pensaba en el momento cumbre el cual comenzaran a tener sexo ya que él estaba deseándolo y ella, aunque no lo dijera, se notaba en sus ojos que quería también. Se vistió lo mejor que pudo, se cepilló los dientes de muy buena manera, usando bastante fuerza, se echó gran cantidad de colonia para oler bien y salió de su casa con tranquilidad para ir calmando los nervios por el camino.

Sabía dónde se hallaba la casa de Carol, así que por el camino compraría algunas flores y las llevaría consigo hasta su casa, esperando de aquella manera que la chica quedara totalmente asombrada y él se llevara más puntos como compañero sentimental.
 Lo tenía todo pensando, llegaría a su casa, pegaría en la puerta, ella la abriría y tras crear una mueca de asombro al ver las flores, la besaría dulce y tiernamente, luego de eso irían los dos agarrados de la mano hasta la habitación, él la tumbaría en la cama con cuidado y empezarían a besarse mientras se abrazaban y unían sus cuerpos lentamente hasta formarse en un “solo”. Tras pensarlo sonrió, alzó la cabeza al cielo y observó lo inmenso y azul que era, contempló el buen tiempo que hacía y cómo los rayos solares le calentaban los huesos a pesar que fuera invierno.
Llegó a una pequeña floristería al lado de un puente y tras comprar unas cinco flores hermosas, con buen aroma y envueltas las partes de abajo para formar un pequeño ramo, se dirigió a casa de Carol. Su corazón latía con fuerzas, aún a pesar que su rostro creaba en ocasiones sin querer, muecas de felicidad y pequeñas sonrisas haciendo que la gente de la calle le mirara con extrañeza.
Por fin, en la corta distancia que había desde su situación hasta su destino, vio la puerta de la casa de Carol. Amainó un poco más el paso, llamó por el timbre y espero unos larguísimos, tensos y duros segundos. La puerta se abrió rápidamente y el chico pudo observarla con toda su hermosura y belleza. Estaba un poco maquillada, su pelo, como siempre, perfectamente alisado y peinado y sus ojos preciosos le iluminaron al completo.

Jador sonrió, le dio el pequeño ramo de flores con lo cual Carol se enrojeció un poco y antes de que el chico entrara en la casa, la cogió delicadamente por la cabeza y le besó los labios con cierto toque de pasión y dulzura. Terminaron su gran beso y la chica lo llevó como Jador había pensado, agarrados de las manos y hasta la habitación. En esta parte, fue Carol quien lo tiró a la cama y comenzaron a besarse con mucha más pasión y salvajismo. La chica se tumbó junto a él, agarrando su mano con fuerzas y le dijo:

— ¡Oh, Jador. Cuántas ganas tenía ya de verte, en serio! Te echaba tanto de menos…
—Y yo mi pequeña rubia, y yo.
— ¿Sabes? Te quiero.
—Aj, aj. ¿Seguro?
— ¿Me estás tomando el pelo, Jador?
—Sólo un poco—contestó mientras acariciaba su cabello.

Pasó un buen rato y los dos seguían estando en la misma posición, observando el techo y hablando tranquilamente. Carol, aburrida ya un poco de la situación, le preguntó con picardía:

—Jador, me aburro, ¿no querrías hacer algo mejor?
— ¿Algo mejor? ¿Cómo qué?

Carol no le contestó. Se abalanzó sobre él y comenzó a darle besos mucho más intensos y profundos. La chica empezó a desnudarse y a la vez “obligando” a que Jador hiciera lo mismo. Entre caricias por todo el cuerpo, besos y vueltas sobre la cama, quedaron al completo desnudos. Se miraron mutuamente al igual que se quedaron quietos por unos segundos. Jador estuvo a punto de decir algo pero Carol se lo impidió besándole de nuevo. La chica puso la mano de él sobre un cachete  a la vez que ella lo ponía sobre el miembro viril de éste. El chico comenzó a sudar ya que estaba nervioso, su corazón latía con más fuerzas y comenzó a abrir los ojos con mucha más frecuencia intentando observar todo lo que estaba pasando y percatarse de ello. Carol se dio cuenta de su molestia y a pesar de que el pene de éste estaba casi erecto, pudo ver cómo sus ojos estaban un poco desorbitados sin saber hacia dónde mirar exactamente. La chica se puso un poco recta y le dijo intentándole tranquilizar:

—Jador…cariño… ¿qué te pasa?
— ¡Nada Carol, nada! Sigamos…

Ésta vez fue él quien se abalanzó sobre ella y continuó besándola incluso por los senos, lugar dónde se centró durante más tiempo. Llegó más abajo, cerca por la zona del pubis y continuó entre besos y mordiscos hasta la vagina, donde con todas sus dotes provenientes de videos pornográficos, intentó complacerla al límite. Sólo un poco empezó, cuando se apartó rápidamente, cogió su ropa y aún teniendo el pene completamente ya erecto y en predisposición para tener sexo, corrió escaleras abajo y llegó hasta la puerta donde ella le paró los pies, desnuda al completo, y preguntándole algo asustada:

-¡¿Jador, joder, qué coño te pasa?!
— ¡Carol, no puedo, lo siento!
— ¡Pero…pero si estás súper cachondo! ¿Qué coño, tío?
—Lo siento, no puedo, en serio. Hay una cosa que no sabes.
—Vale…—le dijo con suavidad para que la situación se tranquilizara. Continuó—.Cuéntame qué te pasa, venga. ¿Eres gay?
—Joder…¡joder!
— ¡Venga, Jador, por favor! Mira, vamos a mi habitación, nos vestimos y tranquilamente hablamos.

Jador aceptó la propuesta y los dos se dirigieron hacia la habitación en la cual se vistieron, se sentaron sobre la cama y comenzaron a hablar sobre el problema que por la cabeza de éste rondaba. Jador comenzó diciendo:

—Espero que no te enfades, Carol. Tengo un problema, ¡no sé exactamente en qué parte de mi cabeza!
—Cuéntame, soy de fiar y lo sabes.
—Sí, lo sé. A ver…cómo te lo explico. Creo…creo que soy asexual.
— ¿Asexual?—preguntó la chica con una mueca entre asombro y extrañeza.
—Sí. A ver…siempre lo he sido debido a un trauma  desde pequeño…mi hermano siempre ha abusado de mí, no quiero decirte de qué manera. Al parecer según leí, los asexuales o nace siéndolo, o se vuelven de esa orientación sexual por experiencias traumáticas o violaciones, o abusos.
—Me dejas de piedra.
—Lo sé, Carol. Por eso no puedo, hay algo que me lo impide, me da como cierto asco. No puedo, lo siento. Espero que aún me sigas queriendo.
—Eh…tranquilo Jador, tranquilo. Yo te sigo queriendo. No pasa nada—contestó la chica un tanto avergonzada por lo sucedido—.Lo mejor será que con la hora que es vayas a tu casa y ya hablemos mañana en el instituto, ¿vale?
—Vale, pero… ¿no estarás enfadada, no?
—-¡Por supuesto que no! Aj, aj, aj. Anda, vete que es tarde.

Jador salió de la casa y se fue a la suya totalmente avergonzado por su problema psicológico. Mientras tanto, Carol en su habitación se dirigió hacia su armario, abrió una puerta ue estaba entornada, apartó varias prendas de ropa y cogió algo que tenía forma de cámara. En efecto, era una cámara la cual lo grabó absolutamente todo lo sucedido en aquella habitación y la cual había grabado fielmente toda la conversación, incluso las imágenes.

Tras apagarla, se asomó a la ventana y encendiendo un cigarrillo,  comenzó quemar las flores que el chico le hubo regalado. Ardían lentamente mientras sus ojos observaban los tallos, las hojas y la flor en sí, desvanecerse lentamente hasta consumirse por completo. 
Martes, 03/01/12.


No hay comentarios:

Publicar un comentario