jueves, 21 de julio de 2011

Segundo Libro. Capítulo 1: Transformación.

1 de Abril de 2016, en aquella tarde primaveral Jador cumplía 20 años ya. Aún seguía viviendo en esa casa situada en Málaga. Su misión era conseguir la fama, el dinero y su sueño de ser famoso a través de la esfera… Y ya pensó que era el momento de realizarlo. Tenía bastante claro su deseo en su mente. Sabía bien, a través de varios deseos con los cuales averiguaba algo más sobre la esfera, que su deseo debía estar reluciente en su mente, que su pronunciación fuera perfecta y que hubiera deseado mil cosas antes de aquel deseo de tanta magnitud.

Estaba asustado. Tenía también perfectamente la idea en su mente que si lo hacía mal o no salía como él quería, quedaría totalmente sucumbido en la locura y todo lo deseado por él se desmoronaría sin reparo alguno. Aún así lo tenía claro, quería ser aquello, quería vivir el resto de su vida como él había planeado y deseado desde que nació.

Se dirigió hacia el balcón, no de mucha longitud con barandas de mármol y  excelentes vistas hacia la bahía. Posó su cuerpo sobre sus brazos los cuáles quedaban en tensión sobre la baranda y comenzó a observar la esfera. El grabado que había sobre ella pudo haber sido traducido por él en un idioma totalmente desconocido para la humanidad e incapaz de ser pronunciado por ningún ser humano. Tras observarla, oteó el horizonte en busca de algún punto en el mar con el que poder recrear en su mente una “vida” particular para ese objeto. Le encantaba desde hacía años hacer aquello. Ver un objeto lo más lejanamente posible y recrear una vida sobre él, un lugar de creación, diversos agentes erosivos y un fin en ocasiones bastante cruel y destructivo. ¡Qué más daba, era un simple objeto! Aquel día no encontró nada.

El teléfono sonó en ese mismo instante. Jador dejó de otear el horizonte y corrió hasta él para cogerlo y saber quién lo había interrumpido en su meditado juego particular. Era aquella persona, aquella persona con la cual jugó duramente a través de la esfera. Oía su llanto y sus plegarias para que parara, para que dejara de hacerle daño tanto físico como psíquico. Jador se negó duramente y colgó el teléfono. Éste sonó de nuevo y Jador cogiendo la esfera y acercándola a sus labios, susurró: “Deseo que duerma por siempre”. El teléfono dejó de sonar al no ser contestado y tras eso, no volvió a sonar el resto del día.

El ya chico convertido en adulto, se sentó en el sofá y contempló por un momento la casa en la que se hallaba. Observó el tapiz que se encontraba a su mano izquierda, la pared de fina piedra como si se tratara de una casa rústica en medio de la nieve, el enorme televisor de 40 pulgadas, la alfombra de piel de tigre y las dos enormes lámparas que colgaban del techo. No estaba realmente seguro si seguir adelante y dejar todo aquello atrás, o continuar con todo aquello y disfrutando de la vida deseo tras deseo gracias a la esfera. Sabía que si seguía hacia delante no podía dar marcha atrás, todo deseo realizado a la esfera no se puede deshacer o desear al contrario.

Decidido, comenzó a dar el primer paso…Ya no había marcha atrás, y eso Jador lo sabía bastante bien. Aún recordaba a Hiris. Recordaba una y otra vez el gran error que cometió, pero sabía que no había marcha atrás y que debía continuar hacia adelante a pesar de graves errores que le partían el corazón en mil pedazos.

Decidido pues, se puso en pie, cogió la esfera y la acercó a sus labios para susurrarle su mayor y ferviente deseo: “Deseo ser famoso, poseer fama, tener dinero, ser admirado y conseguir mi sueño”. Jador cerró los ojos fuertemente esperando una inminente sacudida en su cuerpo yde esa manera ver cómo se hacía realidad su deseo. Pero no pasó absolutamente nada. El joven abrió sus ojos y vio que todo continuaba normal, sin ningún cambio favorable. Su corazón comenzó a latir fuertemente, totalmente asustado por la situación. Pensaba que había hecho algo mal y que ya no podría seguir pidiendo deseos o que ya había llegado a un límite especial de deseos.

Al momento, pudo ver cómo llegó su mente a traducir un trozo más de aquel grabado en la esfera. Llegó a entender que para conseguir un deseo de tal calibre y nivel debía verter unas simples gotas de su propia sangre sobre la esfera, de ese modo, su deseo más ferviente junto con aquel poder tan inmenso podría conseguirlo al cien por cien. Bien pues, Jador se dirigió hacia la cocina, cogió un cuchillo bastante afilado y con una punta muy fina. Se rajó la mitad del dedo índice y comenzó a verter algunas cuantas gotas de su sangre sobre la esfera. Nuevamente la cercó a sus labios y susurró su deseo otra vez: “Deseo ser famoso, poseer fama, tener dinero, ser admirado y conseguir mi sueño”. 

Ésta vez la esfera emitió un extraño ruido, parecía que se había resquebrajado por dentro con un insólito crujido. Tras aquello, desde lo más profundo de la esfera, comenzó a emanar una luz irradiante jamás vista por Jador. Tal luz que lo envolvió todo, rodeando todo su cuerpo y haciéndole sentir una extraña ráfaga de aire que le removió un poco el pelo. El joven viró hacia otra dirección y pudo fijarse como toda la casa y los exteriores de ella se inundaban también por aquella luz tan vigorosa. De repente pudo observar cómo otra luz más oscura proveniente desde lo más profundo de aquel lugar amplio y luminoso, comenzaba a inundarlo lentamente.

El joven cayó sobre un asfalto húmedo al lado de unos contenedores de basura. Se levantó limpiando su ropa y comenzó a examinar el lugar, al momento supo dónde se encontraba, estaba en Los Ángeles. Pudo ver que su indumentaria cambió también, pasó de estar constituida por harapos, a ser un diseño formado por pantalones pitillos negros, una chaqueta de tercio pelo con unas hombreras puntiagudas, un cinturón de gran tamaño con trozos de diamantes y una camiseta con una calavera formada por pequeños diamantitos de diferentes colores.

Jador continuó andando, cada paso que daba le embriagaba y le llenaba de estupor al ver que consiguió lo deseado, lo tanto soñado por él, lo que tanto ansiaba desde temprana edad. Fue aquello un gran logro para él, a partir de ahí sabía que cualquier obstáculo que se le presentara, podría saltarlo y conseguir de nuevo su meta gracias a la esfera.

Llegó a una calle principal en la cual pudo percatarse que en el fondo había un enorme cartel con su nombre artístico y una foto totalmente comercial. Sus ojos no eran capaces de creer aquello, no eran capaces de asimilar todo aquel cambio tan enorme y a su vez espectacular…Quizá pensó que estaba sucediendo lo que podría pasar con un gran cambio, que se volvería completamente loco. Pero no. Se tranquilizó, se sentó en medio de la carretera puesto que no pasaba ningún coche y reorganizó su mente. Comenzó a repasar todo lo que hubo vivido durante sus años en Madrid, durante sus años en Málaga y durante los escasos minutos de su nueva etapa en la vida.
Se levantó como impulsado por una fuerza mayor e invisible, anduvo hasta llegar a un hotel de grandes dimensiones, entró por su gran puerta giratoria, pasó el enorme vestíbulo con prominentes sillones y suelo de mármol, y llegó hasta su habitación la cual pudo abrir gracias a una tarjeta que poseía en el bolsillo de su pantalón.

Al entrar en ella pudo observar los típicos objetos que posee una habitación de un hotel. Se tumbó sobre el edredón de la cama y comenzó a ver la televisión y cada canal que ponía, veía su imagen por todas partes, pequeña información sobre su vida y su nuevo disco ya a la venta en el mercado mundial. Jador no cabía en su interior. Estaba totalmente extasiado y alegre por todo lo conseguido, aunque  hubiera sido gracias a la esfera, pero lo había conseguido.

Apagó la televisión y durmió. Al día siguiente le esperaba, sin previo aviso, una larga sesión de fotos para una revista de moda. Para Jador era perfecto que ese mismo día, en su vigésimo cumpleaños, hubieras deseado lo mejor en toda su vida y lo hubiera conseguido. Un sueño hecho realidad. 


26, julio, 2016