viernes, 3 de junio de 2011

Capítulo 1: Una continua pesadilla.

El despertador sonó. La oscuridad de la noche bien apreciable a través de la ventana, debido a las luces de las farolas, indicó al chico adormilado en la hora a la que se encontraba, haciendo caso omiso del despertador, y quedándose profundamente dormido de nuevo. Seguidamente, el despertador del móvil sonó con una melodía rítmica y moderna. Lo apagó, se levantó mientras se rascaba un ojo y bostezando a la vez; finalmente salió de su habitación. <<Otro terrible, típico y estúpido día>>, se dijo mientras se vestía para ir a su instituto.

Se puso delante del espejo y pudo observar a un chico de estatura media, pelo negro, liso y corto, ojos verdes esmeralda y tez pálida. Tras vestirse rápidamente, se dirigió corriendo al instituto al cual llegaba, como siempre, tarde.

El día, un día lluvioso, bastante tormentoso y frío empezó mal con un enfado terrible y unos gritos roncos del profesor de biología, un ser despreciable de estatura baja, calvo, con bigote canoso, y unas gafas de culo de vaso. Se sentó con cuidado para no hacer ni el más mínimo ruido y las clases comenzaron.

No podía concentrarse, no podía anotar apuntes, tenía como una especie de siseo tras su oreja, una especie de habladuría dialéctica extraña, sin forma, ni sonido definido. Se giró bruscamente y allí estaban, “Los Seis Desechos”, un grupo estúpido, asqueroso e infantil de cuatro muchachos y dos chicas, las respectivas novias de dos de ellos, los cuales sólo sabían hundirle y destrozarle la vida como a varios compañeros más. Jador siempre que los veía por los pasillos, tenía en su cabeza imágenes de cómo los asesinaba lentamente hasta verlos morir y como su alma, torturada por él, se escapa de la boca por culpa de un cuerpo inerte y sin vida. Pero simplemente eran sueños que ojalá algún día, sin escrúpulos, los pudiera cumplir a pesar de las graves consecuencias.

Ese mismo día, a la hora del almuerzo, se encaminó hambriento a la cafetería y con su organizada bandeja, además de su comida preferida bien seleccionada, se vio sorprendido ante una violenta sacudida por uno de Los Seis Desechos, Rick, un chico apuesto, alto, esbelto, de cabello rubio y ojos celestes, bastante belicoso. Todos rieron de él injustamente. Una chica del grupo, gritó:

—¡Maricón!
Jador se paró ya que se dirigía a por otra bandeja, la observó de arriba y abajo, y le contestó:
—Prefiero ser un maricón antes que una puta Barbie, follada y violada como tú.

Todos quedaron estupefactos y con la boca abierta al escuchar esas palabras escupidas por la boca de Jador. Los cuatro chicos reaccionaron, y lo cogieron por banda, llevándolo al servicio, y comenzándole a golpear fuertemente las costillas, el costado, las piernas y la cara. Lo hicieron de tal manera que las marcas no eran visibles, pero los daños sí eran fuertes y violentos. En aquel día lluvioso no pensó que podría ser agredido de tal manera sin ayuda de alguien para socorrerlo. Se sintió como un perdedor, como una mierda, como un saco de huesos y carne sin sentido y sin metas para su vida.

Regresó a su hogar. Quizá era el único momento del día y lugar cuando Jador podría sentirse mejor, cuando alejado del instituto y de esos agresores, podría estar tranquilo y relajado, quizá ese era su “templo” particular. Pero no era así. Su familia era un completo desastre, el padre, un señor de baja estatura, gordinflón, calvo y siempre con un puro en la boca, no paraba de berrear y gritar por todos los lados de la casa. Su madre, una irresponsable con pelo teñido rubio, labios pintados con carmín fucsia, sombra de ojos verde fuerte y una tez casi negra debido a las cabinas solares, estaba de un lado a otro de la casa fumando sin parar y ligando con otros hombres a través de Internet. Y su hermano, un tirado además de parado, quien se aprovechaba de él cuando quería y para temas sexuales.

Su vida era una terrible pesadilla. Se dirigió a su habitación pasando desapercibido entre su familia y durmió hasta el día siguiente, cuando los dos despertadores sonaron, cuando al levantarse notó magullado todo su cuerpo y cuando se percató que otro día más, debía asistir a su instituto y sufrir las penurias de sus compañeros agresores. Un dolor le atravesó el pecho de arriba y abajo, y los sudores comenzaron a caerle por la frente. Miedo. Tenía miedo. Tragó saliva, se vistió y se encaminó a su instituto sin saber lo que aquel día le depararía.
Lunes, 12/12/11.


2 comentarios:

  1. desgraciao noveas como escribes no? hahahahahahah te sigo cariño <3

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  2. Habló! Habló! Q he visto tu blog y me encnata tb como escribes además del diseño tan guay que tienes! *O* Yo tb te sigo venga! ^^

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